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En diciembre pasado, el ranking anual elaborado por el Grupo de Estudios Avanzados GEA Universitas destacó las capacidades de la Universidad de Concepción en la dimensión “Transferencia a la sociedad e Innovación”. El análisis, publicado por diario El Mercurio, posicionó a la UdeC en el primer puesto en esta categoría, que mide el desempeño de 54 casas de estudios superiores nacionales. Al mismo tiempo, la Universidad mantuvo el tercer puesto en el ránking global, que considera otros dos aspectos fundamentales del quehacer universitario, como son la capacidad de generar conocimiento y productividad, y el impacto y calidad de sus trabajos de investigación.
Este resultado, que se observa también en las mediciones de los dos años anteriores, habla de un aceitado y pionero mecanismo que existe en la Universidad, que permite que los resultados de muchas de nuestras investigaciones tengan un impacto real en la sociedad. Cabe recordar que, desde su fundación en el año 1919, la Universidad de Concepción tiene un sello y orientación hacia atender los desafíos que la ciudadanía y sus instituciones nos demandan, inmersa y permeada además por el quehacer productivo e industrial tan característico de nuestra región. Hablamos entonces de capacidades que se han ido mejorando y que, por supuesto, aún deben seguirse desarrollando, y que en el último tiempo han comenzado a mostrar un ecosistema de agentes que colaboran para que fluya el conocimiento y los resultados de la investigación hacia la comunidad que demanda soluciones.
Al mismo tiempo, denota un cambio en la cultura institucional, que entiende que el vínculo entre la investigación y su entorno es un diálogo permanente y bidireccional. La Universidad entrega, por cierto, conocimientos nuevos que surgen de la curiosidad, pero también escucha las necesidades locales, regionales, mundiales en algunos casos, y busca con ahínco y con la rigurosidad científica que nos caracteriza, soluciones a problemas que nos afectan a todos.
La innovación universitaria no es sólo buscar la novedad, lo original, sino realizar todo el largo camino que va desde la idea, desde una pregunta o un desafío, hasta lograr cristalizar en un producto, un método, un nuevo servicio o proceso que entrega valor, una mayor competitividad y en definitiva mayor bienestar. La innovación solo se produce cuando nuestros desarrollos, nuestros inventos, los resultados de nuestra investigación, se transfieren y generan un cambio y mejoras en la calidad de vida, en la sustentabilidad, en la eficiencia de procesos, en nuestra relación con el medio ambiente.
La Universidad de Concepción ha entendido así este largo proceso, que requiere un esfuerzo desde la formación de nuevos talentos hasta el acompañamiento para quienes se atreven a emprender en base a las nuevas tecnologías creadas. Las 53 licencias firmadas desde 2003, las más de 280 tecnologías que forman el portafolio de la Universidad, los miles de emprendedores apoyados y decenas de empresas de base científica y tecnológica incubadas son fruto de este afán inagotable y entusiasta por impactar positivamente en la sociedad.
En este Día de la Innovación, quiero agradecer y reconocer el trabajo de las distintas unidades que apoyan este camino: las distintas vicerrectorías y las unidades administrativas que de ellas dependen, las facultades y centros de investigación de la Universidad, el programa Ciencia 2030 y sobre todo, al equipo de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, que dan soporte a estudiantes, investigadores, académicas y académicos para que protejan el nuevo saber, lo transfieran y puedan emprender. La investigación se vuelve así, verdaderamente, conocimiento que transforma.
Jorge Carpinelli Pavisich, Director de Desarrollo e Innovación