• Un inédito desarrollo de la Universidad de Concepción busca potenciar la economía circular, aprovechando las cortezas desechadas para extraer taninos de pino radiata, obteniendo la base de un suplemento alimenticio para la salmonicultura
  • El suplemento mostró beneficios a los animales criados en laboratorios, por lo que busca ahora financiamiento para testearlo comercialmente en cultivos masivos

Cuando comemos algo que no nos sienta bien, podemos sufrir dolores, náuseas o vómitos. Si volvemos a ingerirlo, los malestares persisten. Algo parecido ocurre con los peces. La Dra. Katherina Fernández, académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, estudia hace tiempo cómo desarrollar un suplemento alimenticio que permita mejorar la alimentación que se ofrece en los criaderos de salmones, encontrando una solución en los taninos de pino radiata.

El problema que la investigadora observó es que algunos componentes de los alimentos para peces son reemplazados por otros de origen vegetal, como la proteína de soya o cáscara de arroz, lo que provoca en los ejemplares un cuadro similar a lo que sería una gastritis en los seres humanos. “Desgraciadamente esto se ha vuelto común, porque cada vez es menos la cantidad de peces que hay para generar harina de pescado y volvérsela a dar como alimento a los salmones”, explicó.

Así, nació la idea de aprovechar los beneficios de los taninos extraídos de pino radiata, para crear un alimento funcional para salmónidos. La experta en biomateriales y en recuperación de componentes a partir de residuos, entre otras líneas de investigación, cuenta con una larga trayectoria en el estudio de fitofármacos. “Los fitofármacos son extractos naturales extraídos de distintas plantas, por todas sus propiedades benéficas. Y en particular los taninos, son componentes fenólicos presentes en todas las plantas como parte de sus mecanismos de defensa”.

Al extraer estos elementos de la corteza y procesarlas en un laboratorio, el equipo de científicos UdeC liderados por la Dra. Fernández notó que poseían importantes propiedades antioxidantes, lo que detalla, “va unida a la capacidad antiinflamatoria y a otra serie de bioactividades que son deseables”. El desafío, entonces, fue ser capaces de incorporar el tanino al alimento para peces, evitando que pierda sus propiedades benéficas al entrar en contacto con el agua. Utilizando un tipo de micropartícula, se logró proteger el compuesto y alcanzar una liberación sostenida tras ser ingerido, con lo que se fortalece el sistema inmune en los ejemplares, contribuyendo a contrarrestar infecciones e incluso facilitar la cicatrización de heridas en los peces.

Por otro lado, detalla la Doctora en Ciencias de la Ingeniería, su experiencia con biomateriales le permitió visibilizar una importante oportunidad, dado que la Región del Biobío se caracteriza por el desarrollo de la industria forestal, que genera una relevante cantidad de residuos con potencial de ser reutilizados. “En particular la corteza de pino, que los aserraderos de la zona desechan en gran cantidad, contiene una gran cantidad de taninos”.  

Comenzó así un arduo proceso de pruebas de laboratorio -con apoyo de CORFO, Innova Biobío y ANID a través de Fondef- hasta que, explica la académica UdeC, “vimos que el extracto generaba un efecto profiláctico, ayudaba a disminuir el tiempo de cicatrización de heridas, lo cual era bastante deseable”. Esto representa una ventaja para las empresas, dado que permite reducir el uso de antibióticos en los criaderos, que es uno de los principales problemas de responsabilidad social que se ha levantado a los productores del rubro.

Aunque ya se ha validado científicamente los beneficios del uso del nuevo extracto en la salud de los peces, el paso siguiente es salir del laboratorio y realizar pruebas a gran escala, con una cantidad importante de ejemplares y por periodos extensos. De manera se pondrían a prueba los resultados en un ensayo lo más parecido posible a la realidad del cultivo industrial de peces, como actividad productiva y comercial.

En cuanto a la escalabilidad del producto, Fernández asegura que tiene un gran potencial de general interés más allá de la piscicultura, pues el rubro maderero podría potenciar sus estrategias de economía circular. Además, asegura que el extracto podría ser añadido en otro tipo de productos alimenticios, dirigidos a otros cultivos o para mascotas.

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