La abeja (Apis mellifera L.) es uno de los principales polinizadores. Al mismo tiempo, participa en el sistema agrícola como protagonista de una actividad productiva en donde se obtiene miel, polen y propóleos. Sin embargo, en los últimos años los apicultores han observado un aumento en el porcentaje de pérdidas invernales; sólo en EE.UU el 37,7% de las colonias murieron en el invierno de 2018. En Chile, el año 2017, la tasa de mortalidad fue de 56%, siendo el país con mayores pérdidas de América Latina.
Una de las principales causas del despoblamiento y muerte de polinizadores es la presencia de parásitos y patógenos, entre los que destacan el ácaro Varroa destructor, el hongo Nosema ceranae y el virus de las alas deformadas (DWV).
La tecnología corresponde a una formulación bioestimulante probiótica para abejas (Apis mellifera L.), que comprende cepas de lactobacterias, que estimulan el sistema inmune, además de reducir las cargas de dos patógenos importantes, Nosema ceranae y el virus de las alas deformadas (DWV).
La formulación permite proteger de forma directa e indirecta contra los patógenos mencionados, activando genes asociados a la producción de péptidos antimicrobianos de las abejas, tales como abaecina y defensina. Lo anterior genera resistencia a la infección y reduce la carga de patógenos, lo cual conlleva a mejorar significativamente la sobrevivencia de las abejas infectadas (sobre el 75%), reduciendo así las pérdidas por efecto de estos patógenos.