• Bioprotegens Innovation SpA se formó siguiendo el nuevo reglamento que regula la creación de Empresas de Base Tecnológica Universitaria

En enero de 2019 entró en vigencia una nueva normativa, con el propósito de estimular en la comunidad universitaria las actividades de transferencia de conocimiento. El reglamento busca fomentar la creación de Empresas de Base Tecnológica Universitaria (EBTU), considerando como tales a empresas en donde participa al menos un trabajador con contrato indefinido con la Universidad, en la que se utiliza, por vía del licenciamiento, tecnología generada en la UdeC, y que tienen la finalidad de explotar comercialmente dichas tecnologías en el mercado.

Este es el marco que permitió la fundación de Bioprotegens Innovation SpA, la primera EBTU nacida en la Universidad de Concepción. Sus socios son el académico de la Facultad de Agronomía, Dr. Ernesto Moya y su estudiante, la Ingeniero Agrónomo Yessenia Vega, quienes llevan años trabajando para crear soluciones sostenibles para la agricultura. Por ello, luego de obtener resultados positivos, tomaron la decisión de avanzar hacia la constitución como empresa, combinando la figura del académico con la del emprendedor. “Creo que es un desafío”, señaló el Dr. Moya, “Al pensar en cómo transformar una tecnología en una empresa, en un negocio, sales de ciertos cánones. Creo que también es una oportunidad para mejorar nuestra calidad profesional y generar nuevas alternativas y desarrollo de una investigación más aplicada, y que responda mejor a las necesidades de la industria o de los productores agrícolas” agregó.

La tecnología licenciada por esta nueva EBTU es un bioestimulante que promueve el crecimiento de los cultivos, reduciendo el uso de fertilizantes y disminuyendo las pérdidas causadas por hongos. La innovación fue desarrollada por Moya y Vega, quienes lograron la formulación a partir de dos bacterias con propiedades antifúngicas. La investigación inicial fue financiada a través del programa “Valorización de la Investigación en la Universidad” (VIU), finalizado en agosto de 2019.

“El Reglamento que regula la creación de EBTUs es una potente señal que da la Universidad en relación a reconocer que este es un camino válido para los integrantes de su comunidad, que permite llevar al mercado nuevas soluciones basadas en resultados de la investigación universitaria. El reglamento regula aspectos de procedimientos, que implican, por ejemplo, un acompañamiento del equipo emprendedor brindado por IncubaUdeC, así como también una oferta de medidas de apoyo a las que este tipo de empresas puede acceder para favorecer su puesta en marcha y crecimiento”, detalló Sandra Araya, Directora Ejecutiva de OTL UdeC.

La innovación UdeC ofrece una ventaja adicional: los microrganismos utilizados provienen de cultivos presentes en el sur de Chile, lo que le da una ventaja adaptativa al compararlos con productos importados que poseen microorganismos aislados de otros lugares. “El objetivo principal de la empresa es desarrollar productos que resuelvan problemas locales que las grandes empresas hoy en día no realizan”, explicó Yessenia Vega.

El compuesto, denominado MaxGrowth, fue probado en ensayos de campo con cultivos de lechuga papa, trigo y frutillas y en diciembre de 2019 se realizó una solicitud de patente. Sus principales beneficios son la disminución de costos para los productores, pues aumenta el rendimiento en un 35%, con un menor uso de fertilizantes químicos, mientras disminuye las enfermedades en un 50%, lo que se traduce en un menor número de aplicaciones de fungicidas.

Yessenia Vega añade: “Al ser un producto biológico disminuye el uso de productos químicos que se asocian a problemas ambientales y a la salud. Todo esto porque posee tres mecanismos para lograr la promoción del crecimiento: solubilización de fósforo, producción de ácido indol acético (AIA) y generación de compuestos antimicrobianos”. Tras la formación de la empresa y la firma de la licencia, Bioprotegens Innovation SpA continúa en la búsqueda de levantamiento de capital postulando a distintos fondos y programas, para avanzar hacia el empaquetamiento comercial del producto. En una siguiente etapa, Vega y Moya esperan lograr implementar una planta de bioinsumos, con el apoyo de un socio comercial, dado el atractivo que despierta MaxGrowth entre quienes han visto su rendimiento. “Nos han contactado un par de empresas interesadas en comercializar ya el producto. Además, los agricultores con quienes hicimos ensayos y que observaron resultados interesantes lo han solicitado, porque es un producto económico, que ayuda al medio ambiente y da una diferenciación en el proceso de producción” finaliza Moya.

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