- Pese a que la Ley Investigación y Desarrollo (I+D) comenzó a regir hace 12 años, aún científicos y empresarios desconocen los beneficios que ofrece a quienes apuestan por la innovación
“Ley I+D: ¿Por qué es un beneficio para la empresa?”, fue el título elegido para el taller organizado por la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Universidad de Concepción, desarrollado a través de plataformas online y dictado por Eduardo Zapata González, asesor de proyectos de I+D+i.
La actividad, que reunió a investigadores y a representantes de empresas, despertó gran interés y fue muy bien recibida, dada la necesidad tanto de científicos como de empresarios de conocer los detalles de esta normativa, que busca impulsar la inversión en I+D y mejorar la capacidad competitiva de las empresas chilenas.
La Ley, que rige desde 2008, establece un incentivo tributario que rebaja el impuesto de primera categoría de los recursos destinados a actividades de investigación y desarrollo. Sin embargo, aún son pocas las entidades que acceden a este beneficio. “Desde la modificación de la Ley, que comenzó a operar en septiembre 2012, hubo un aumento sostenido hasta el 2016, cuando se registró un peak de montos certificados, que llegó a los 76 mil millones de pesos. Posteriormente, se han alcanzado los 40 mil millones, es decir, se han mantenido durante los últimos años”, explicó Eduardo Zapata. “Una de las causas es que las que más usan este beneficio tributario son las empresas grandes, que presentan proyectos de importantes montos y larga duración, que resultan cíclicos para ellos, por lo que se mantienen en ejecución y no requieren grandes inversiones en la actualidad”, agregó el expositor.
“También está el desconocimiento que aún existe en algunas empresas y centros de investigación acerca de la ley, por lo que es muy importante involucrar a todos los actores a hacer mucha difusión e incentivar el uso de la ley”, enfatizó Zapata.
Por lo mismo, la Directora Ejecutiva de la OTL UdeC, Sandra Araya Tapia, remarcó la importancia de generar este tipo de encuentros: “Hemos realizado ya otras charlas sobre este tema, donde invitamos a investigadores y empresas. Desde la OTL apoyamos la articulación de proyectos en los que las empresas contratan I+D a la Universidad y les facilitamos el acceso a subsidios. Esperamos que el mensaje que se lleven de este taller es que, además, pueden acceder a este incentivo tributario y, con ello, que estén más dispuestas a invertir en I+D.”
La Ley I+D (N° 20.241) aplica a proyectos que requieran una inversión mínima de 100 UTM y fija un tope de 15 mil UTM a rebajar como crédito tributario anualmente. Además, permite presentar proyectos asociativos y es compatible con subsidios públicos. En la actividad, Zapata revisó todos los detalles técnicos del cuerpo legal, para luego repasar las diversas líneas con que cuenta Corfo para apoyar a iniciativas de investigación y desarrollo.
Incentivo a la inversión privada en ciencia y tecnología
Según Zapata, quien fue ejecutivo de Fiscalización de la Ley I+D en CORFO, a veces se cree que al adscribir a esta ley se van a complejizar los procesos internos y aumentar la carga laboral, lo que, afirma, no es así, siempre y cuando el proyecto se lleve de forma ordenada desde el principio.
En cuanto a los efectos de la implementación de la ley, Zapata indicó que “Chile actualmente tiene una inversión privada en I+D del 0,38% del PIB, muy por debajo del 2,3% del promedio de los países de la OCDE y si bien ha subido desde el 0,3% que marcaba antes de la ley, aún hay un margen importante para crecer”.
Sobre la actividad, Guillermo Flores, ingeniero de aplicaciones senior, encargado del desarrollo de nuevos productos y servicios al interior de la empresa Molycop Chile, señaló: “No es primera vez que asisto a este tipo de seminarios, pero encuentro que éste en particular fue bastante aterrizado, se dieron ejemplos claros, y la interacción que hubo con la gente aclaró bastantes puntos. La forma en que se presentaron los distintos subsidios, en un resumen bien ejecutivo, fue bastante interesante, porque da a entender que hay formas de financiamiento que se pueden complementar con los beneficios de la Ley I+D”, detalló Flores. “En la empresa, hace bastante tiempo que no se hace uso de esta ley, en parte por cambios en la organización, pero también por desconocimiento. Entonces, toda la información que ahora estamos recopilando nos va a servir para desarrollar un par de proyectos que tenemos para el corto plazo y que nos van a permitir adscribirnos a los beneficios de la ley”, aseguró.
Ernesto Moya, académico del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía de la UdeC y fundador de Bioprotegens Innovation SpA, primera empresa de base tecnológica universitaria (EBTU) comentó que “fue muy interesante descubrir cómo las empresas pierden la posibilidad de hacer desarrollos gastando menos de lo que realmente saldría al usar la ley de incentivos tributarios para I+D. Por otro lado, como investigadores y universidad necesitamos entender y orientar para ayudar a las empresas a utilizar esta posibilidad”.